¿Filosofía del arte en Lovecraft?

La filosofía nos aporta la capacidad de desarrollar cientos de temas y a su vez generar aun mas debates, esto debido a su naturaleza tan diversa de temas sobre los cuales podemos filosofar. Es por lo anterior, que se vuelve inevitable abordar de manera directa o indirecta ciertos temas de importancia para la filosofía, podemos poner como ejemplo a la literatura fantástica, la cual, con frecuencia no nos deja únicamente con la presentación de un mundo de fantasías sin mas, estas historias nos dejan grandes relatos que juegan constantemente con nuestro sentido común, nuestra razón, imaginación y hasta con nuestro sentido de la etica.

Por motivos escolares he realizado un ensayo, el cual tuvo como objetivo hacer una relación entre los conceptos del arte y lo sagrado, el cual al final he terminado vinculando con uno de los grandes de la literatura del terror, el famoso escritor «HP Lovecraft». Dejo mi escrito con el fin de poder ejemplificar y demostrar las maneras en las que se puede hacer filosofía usando como punto de partida obras literarias de ficción.

El arte y su relación con lo sagrado

  1. Introducción.

El arte, en sus múltiples formas y manifestaciones, ha sido durante mucho tiempo un medio para explorar y expresar lo sagrado. Desde las pinturas rupestres prehistóricas hasta las catedrales góticas y la música sacra, el arte ha servido como un puente entre lo humano y lo divino.

En el centro de esta relación entre el arte y lo sagrado se encuentra el concepto de mímesis. Originario de la filosofía griega y posteriormente explorado por múltiples autores, el que hoy nos ocupa, Wladyslaw Tatarkiewicz y su libro «Historia de 6 ideas», donde la mímesis se refiere a la imitación o representación de la realidad en el arte. Pero, ¿cómo se aplica este concepto al arte sagrado?

Durante el actual escrito, se hará un recorrido a la obra de Tatarkiewicz y se le buscará aplicar a la búsqueda de la respuesta sobre cuál es el vínculo entre el arte y lo sagrado. Como ya se hizo mención, la referencia base para este documento es el libro de Tatarkiewicz “Historia de 6 ideas”, de la misma forma que se hará uso de algunos otros autores famosos que seguramente puede sorprenderte su integración al tema.

  1. Tatarkiewicz e Historia de 6 ideas.

Władysław Tatarkiewicz fue un destacado filósofo polaco, historiador de la filosofía, historiador del arte, esteticista y eticista. Nació el 3 de abril de 1886 en Varsovia, en el entonces Imperio Ruso, y murió el 4 de abril de 1980 en la misma ciudad, en la República Popular de Polonia.

Durante la Primera Guerra Mundial, Tatarkiewicz comenzó su carrera como profesor de filosofía en Varsovia, enseñando en una escuela para niñas. Cuando la Universidad Polaca de Varsovia fue abierta bajo el patrocinio de los alemanes ocupantes durante la guerra, Tatarkiewicz dirigió un departamento de filosofía de 1915 a 1919.

No fue hasta 1976, que Tatarkiewicz publicó su libro «Historia de 6 ideas», en este libro, Tatarkiewicz examina seis conceptos fundamentales en la estética y la filosofía del arte. A través de su análisis, Tatarkiewicz refleja las principales ideas estéticas del arte a través de obras y pensadores clásicos y sus conceptos, así trazando su evolución y transformación a lo largo de la historia de la filosofía occidental

Tatarkiewicz es igualmente conocido por su monumental obra «Historia de la estética», en la cual explora y analiza el desarrollo de la estética a lo largo de la historia. En esta obra, Tatarkiewicz presenta una visión panorámica de la evolución de la estética desde la antigüedad hasta el siglo XX. Su enfoque es multidisciplinario, ya que analiza no sólo los aspectos filosóficos, sino también los históricos, culturales y artísticos que han influido en el desarrollo de esta disciplina.

En «Historia de la estética» e “Historia de 6 conceptos”, Tatarkiewicz presenta varias ideas y conceptos clave que son fundamentales para comprender su enfoque. Estos incluyen la belleza como concepto universal, la relación entre arte y belleza, la evolución de los criterios estéticos, la influencia de la cultura en la estética, la relación entre ética y estética, y la estética como disciplina en constante cambio.

Tatarkiewicz es reconocido por sus contribuciones a la filosofía, la estética, la ética y la historia del arte, su obra abarca una amplia gama de temas y ha tenido un impacto significativo en estos campos. Su nombre es uno de los más reconocidos y respetados en el campo de la estética, sus aportaciones han sido fundamentales para comprender la evolución del pensamiento estético a lo largo de la historia.

  1. La mímesis.

En el periodo clásico del siglo IV a.C., se utilizaron cuatro conceptos diferentes de imitación: el concepto ritualista (expresión), el concepto de Demócrito (imitación de los procesos naturales), el concepto platónico (copia de la realidad), y el concepto aristotélico (la libre creación de una obra de arte basada en los elementos de la naturaleza). Tatarkiewicz argumenta que la mímesis es más que una simple copia de la realidad, en cambio, la ve como un concepto más complejo y matizado, que puede abarcar diversas formas de representación y expresión.

Para Tatarkiewicz, la mímesis es un concepto clave en la estética y la filosofía del arte; donde no significa simplemente reproducir la realidad externa de las cosas, sino más bien expresar una realidad interna. Tatarkiewicz refiere como “realidad externa” a la realidad objetiva, es decir, el mundo tal como existe independientemente de nuestras percepciones o interpretaciones subjetivas, esta realidad es accesible a todos y es compartida, ya que existe fuera de nosotros mismos; incluye todo lo que es observable y verificable por otros en iguales condiciones. Por otro lado, la “realidad interna” se refiere a la realidad subjetiva, es decir, cómo percibimos, interpretamos y entendemos el mundo desde nuestra perspectiva personal, claro que, esta realidad está influenciada por nuestras experiencias, emociones, pensamientos, creencias y valores personales.

Como se ha dicho, la influencia de Tatarkiewicz al hablar de la mímesis es fuertemente inspirada por las filosofías antiguas griegas, por lo cual Tatariewicz con frecuencia pone en discusión estos términos. Esto podemos apreciarlo de manera más clara cuando nos dice: 

“Este concepto de imitación se originó como resultado de la reflexión que se hizo de la pintura y escultura. Por ejemplo, Sócrates se preguntaba en qué difieren estas artes de otras. Su respuesta fue la siguiente: su diferencia estriba en que se dedican a construir el parecido de las cosas; imitan lo que vemos (Jenofonte, Comm.III.10.1). Por tanto, concibió un nuevo concepto de imitación; hizo también algo más: formuló la teoría de la imitación, la contienda de que la imitación es la función básica de artes como la pintura y escultura. […] Cada uno asignó, sin embargo, un sentido diferente a la teoría y, consecuentemente, se originaron dos variantes de la teoría, o más bien dos teorías, bajo el mismo nombre”

(Tatarkiewicz, Historia de 6 ideas, 9, I, A3)

Por otra parte, podemos añadir que hay aspectos de las cosas que van más allá de sus formas objetivas o de nuestras opiniones generales, para que podamos mimetizar la naturaleza de muchas cosas, es necesario también plasmar rasgos ultra específicos de dicho objeto; ejemplo de ello podrían ser las manzanas, estas no son únicamente un objeto rojo, no son únicamente fruto rojo dulce, o fruto rojo dulce, con semillas y pulpa amarillenta. 

Para poder mimetizar una manzana, es necesario que abandonemos conceptos genéricos y que pecan de abstractos, y es necesario que plasmamos rasgos ultra específicos para referirnos a una manzana. Como ejemplo: formas onduladas, con una división al centro, un tallo, semillas, cáscara delgada, interior poroso y exterior liso; y aun así, estas son descripciones genéricas que necesitan de formas específicas que nos permitan comprender la naturaleza de la manzana. 

Es aquí donde se presenta una cuestión importante; la manzana es un objeto que de menos nos resulta familiar, ¿qué pasa cuando alejamos el concepto hacia parámetros no familiares?, en desconocimiento de qué es un “Chotacabras Orejudo” ¿podrías plasmar su naturaleza en una pintura? Tal vez de primer momento no, pero basta con una búsqueda en google para que puedas identificarlo, ver imágenes miméticas del Chotacabras Orejudo y poder imitar su naturaleza en una pintura.

Casos como este, aunque parezcan triviales, ayudan a entender los límites de la mímesis y del arte. El avance cultural es un buen ejemplo de esto, ya que al cambiar la sociedad, también cambian los conceptos y sus connotaciones, afectando la percepción de la realidad interna. Tatarkiewicz anticipó este fenómeno, afirmando que: “La idea de la relación del arte con la naturaleza ha cambiado a través de las épocas como resultado, entre otras cosas, de los cambios que se han dado en la interpretación del arte y en la interpretación de la naturaleza” ” (Tatarkiewicz, Historia de 6 ideas, 10, I, A-B).

Hay un fenómeno cultural que de hecho plasma las palabras de Tatarkiewicz; el fenómeno religioso es el ejemplo perfecto para hablar de los cambios a través de las épocas. Una de las tesis más aceptadas en cuanto a orígenes de la religión nos dice que el primer dios común de la humanidad fue el sol, los animales y otro amplio rango de entes de la naturaleza visible, en cambio, actualmente tenemos infinidad de deidades que ya no responden a objetos tan fáciles como el sol, la lluvia o una serpiente

  1. Lo divino y la mímesis.

Las primeras pinturas humanas exaltan los fenómenos naturales como el clima, los animales y las tierras. Esto refleja la comprensión limitada del universo que tenían nuestros antepasados, y cómo se veían a sí mismos pertenecientes a un orden todavía más amplio, un mundo lleno de fuerzas mayores, y en cierta medida, cómo este orden los tenía atados.

Antes, el que no hubiera sol era sinónimo de peligro, la oscuridad no es un entorno donde nos podamos desarrollar cómodamente, por lo cual era un riesgo constante el que no hubiera un sol alumbrando, tras el descubrimiento del fuego, este se vuelve un símbolo de seguridad, de protección y hasta de comunidad. Análisis similares podemos hacer a las estaciones del año, la primavera fructífera o el invierno de escasez; es por ejemplos como estos que no suena descabellado creer que nuestros primeros dioses son la misma naturaleza

Para Tatarkiewicz, el fenómeno mimético del arte es cambiante en el tiempo debido a su enfoque histórico-filosófico de la estética, para él, la mímesis de la realidad en el arte, no es un concepto estático, sino que evoluciona y cambia con el tiempo. Tatarkiewicz sostiene que la mímesis está influenciada por una amplia variedad de factores, incluyendo el contexto cultural, las convenciones artísticas, las percepciones individuales y las emociones. Estos factores pueden cambiar con el tiempo, lo que a su vez puede influir en cómo se interpreta y se practica la mímesis en diferentes épocas y culturas.

De igual modo, Tatarkiewicz argumenta que la mímesis no es simplemente una copia exacta de la realidad, sino una interpretación creativa que captura la esencia de la realidad, dicha interpretación puede variar dependiendo de la perspectiva del artista, su contexto cultural y su comprensión de la realidad, los cuales pueden cambiar con el tiempo no solo a nivel cultural, sino también a nivel personal. Por ende, para Tatarkiewicz, el fenómeno mimético del arte es inherentemente dinámico y cambiante, reflejando la evolución constante de nuestras percepciones, interpretaciones y representaciones de la realidad en el arte

Es por esto, que podemos concluir que si los fenómenos culturales son cambiantes, también la forma de hacer arte sagrado cambia de manera inevitable, y es una conclusión que podemos aceptar sin mayor dificultad. Ejemplo de esto podemos verlo en la cultura maori y sus representaciones sacras en tatuajes, donde plasman a sus dioses creadores (entre ellos Maui), la fertilidad, los animales, etc. 

Aunque estos tatuajes gozan de una amplia variedad de diseños altamente detallados, es fácil encontrar ideas principales dentro de estos tatuajes (aunque no en todos los casos es así, puesto que sus tatuajes faciales muchas veces tienen simbolismos con diseños tan conceptuales que se pierde dicha facilidad), y es ahí donde podemos comprender como representaciones tan originarias de los dioses son comúnmente más comprensibles con detalles más concretos, algunas también cayendo en la simplificación.

Cuando vamos ampliando históricamente los objetos sacros, añadimos representantes divinos, avatares de los dioses, y hasta eventos mitológicos, las representaciones se vuelven más difíciles, ya no se trata de dibujar únicamente una serpiente y la lluvia, se trata de pintar el nacimiento de distintos mundos anteriores al tuyo, guerras divinas, cómo esta serpiente es alguien poderoso a quien le importamos, como llegamos al más allá y quien lo custodia. Mientras más amplios se vuelven nuestros conceptos, nuestras representaciones se vuelven cada vez más abstractas; la serpiente puede ser guerrera, puede ser creadora, puede ser provocadora, puede únicamente ser imparcial, puede ser infinidad de cosas, es ahí donde vale la pena cuestionarse acerca de cómo logramos hacer estas representaciones tan abstractas.

La representación de abstracciones es de por sí, un desafío total para el arte, en cambio, los artistas encuentran su vocación en danzar mano a mano con estos retos, y aunque no es tarea sencilla, sin esta labor el arte perdería gran (o totalmente) su esencia. Particularmente hoy en día, hay múltiples cosas que no son mayor desafío, podemos abstraer por labor propia, y basta con tener una idea del objeto para poder hacer su imitación (volviendo al ejemplo del chotacabra orejudo y el sol Maorí).

Entendido esto ¿qué pasa con las cosas que no podemos únicamente buscar en google?, no podemos negar la existencia de fenómenos que por múltiples motivos, no conocemos sus formas. Uno de estos fenómenos podría ser todo lo perteneciente a lo sagrado, las divinas imágenes, las formas celestiales. Si partimos del hecho de que existe tal cosa como “lo santo”, es un fenómeno cuya naturaleza aunque cercana al humano, es simultáneamente distante. 

Casi cual sea la acepción de “divinidad” que pongamos sobre la mesa, algo en lo que coinciden la mayoría de tradiciones y conclusiones personales respecto de la forma de la divinidad apreciable, es que todos los fenómenos divinos que hemos apreciado desde nuestra condición humana son meras representaciones divinas escaladas con el fin de colocarse al mismo nivel que los humanos.

Entonces, como primera conclusión, podemos decir que la naturaleza divina aunque existente, nunca la hemos podido apreciar realmente, de ser así ¿cómo podemos representar lo divino?; aunque en estos términos resulte algo que debería de ser un conocimiento inefable en cuanto a mímesis se trata, resulta ser todo lo contrario, puesto que a lo largo de la historia, como especie, hemos hecho infinitas representaciones de lo divino; es el arte sacro algo con lo que contamos desde épocas antiguas. 

La mímesis, en su esencia, es una forma de reflejar la realidad, en este contexto del arte sagrado, esta «realidad» puede ser entendida como lo divino o lo espiritual, entonces, es a través de la mímesis es que los artistas captan y transmiten la esencia de lo sagrado. Esto puede tomar la forma de representar figuras divinas, recrear eventos religiosos o intentar evocar la experiencia de lo sagrado a través de formas abstractas y simbolismos. De esta forma podemos entender que el arte sacro depende fuertemente de formar una representación de fenómenos que superan nuestra condición terrenal y limitada, pero representados desde nuestra misma condición.

Es a partir de esto, que podemos apreciar como todo el arte religioso exprime los conceptos de mímesis, consiguiendo crear representación de fenómenos superiores a nuestra razón y al mismo tiempo acercándonos a la experiencia sagrada, pero… ¿ésta es la cúspide de todo lo que nos hablaba Tatarkiewicz? la respuesta es un absoluto “no”. Aunque es cierto que gracias a las religiones se ha logrado exprimir casi en su totalidad los conceptos de mímesis respecto a captar la naturaleza de las cosas, existe un autor literario que llevó a sus máximas consecuencias su captación.

  1. Las máximas consecuencias.

Sin duda el arte sacro nos ha dado mucho de lo que hablar, pero en lo que respecta al tema, aun podemos exprimir más las palabras de Tatarkiewicz, ¿quién lo llevó a sus máximas consecuencias?, fue Howard Phillips Lovecraft, ¿quien fue este gran autor?

Howard Phillips Lovecraft, conocido como H.P. Lovecraft, fue un escritor estadounidense nacido el 20 de agosto de 1890 en Providence, Rhode Island, y fallecido el 15 de marzo de 1937 en la misma ciudad. Es célebre por su contribución al género de la literatura de horror, particularmente el horror cósmico, una subcategoría que se centra en la insignificancia del ser humano ante la vasta e indiferente inmensidad del cosmos.

Educado principalmente por su abuelo materno, Lovecraft desarrolló un amor temprano por la literatura, especialmente por la mitología clásica y las historias góticas. Lovecraft vivió en relativa pobreza, ganándose la vida principalmente como escritor fantasma y editor. Lovecraft es más conocido por su creación del llamado «Círculo de Lovecraft», una serie de relatos interconectados que introducen a los lectores en un universo plagado de seres antiguos y deidades alienígenas, como Cthulhu, Azathoth y Nyarlathotep. Obras destacadas incluyen «La llamada de Cthulhu», «En las montañas de la locura» y «El color que cayó del cielo».

¿Suena trillado afirmar que Lovecraft llevó a sus máximas consecuencias la mímesis? Si, ¿Deberíamos rechazar esta posibilidad? absolutamente no; aunque no existe algún registro que vincule a Lovecraft con Tatarkiewicz más allá de que compartieron época, no hay motivos para afirmar que Lovecraft haya tenido alguna clase de diálogo con Tatarkiewicz, o siquiera que haya habido alguna lectura de su parte a los libros del filósofo, en cambio, hay muchas formas en las que podamos analizar a Lovecraft desde Tatarkiewicz. Analicemos un poco más a qué nos referimos con “horror cósmico” para poder avanzar a su relación con Tatarkiewicz. 

  1. El horror cósmico

A diferencia del horror tradicional que puede centrarse en el miedo a la muerte, al dolor o a lo sobrenatural, el horror cósmico explora el miedo existencial y la sensación de que el universo es vasto e incomprensible.  

La base sobre la cual se mueven los relatos lovecraftianos, son la afirmación de que existen seres más allá de nuestra comprensión, seres tan poderosos y de cualidades tan infinitamente superiores, que ni siquiera resultan ser descriptibles. Tal vez el personaje más famoso Lovecraft es Cthulhu, un dios primigenio que yace dormido bajo la tierra, tan grande que únicamente por despertar lo destruiría toda; aunque Cthulhu está dormido, el hecho de que esté presente en la tierra es el origen de la ansiedad y la incertidumbre del dia a dia. 

Cthulhu es un ser cuyo físico ha sido representado cientas de veces, en cambio, bajo los mismos conceptos de Lovecraft, la descripción de este monstruo, es que es indescriptible, por lo cual, todas estas representaciones son ambiguas y genéricas, esto debido a que Cthulhu, es un ser de tal magnitud y poder, que el simple hecho de verlo implicaría una fuerte carga de conocimientos y verdades en nuestro cerebro, las cuales no estamos físicamente preparados para soportar, e instantáneamente nos haría caer en la locura total. Es por esto que sostengo que Lovecraft y el horror cósmico son el cenit de la mímesis de Tatarkiewicz y del arte sacro

Según Tatarkiewicz, la mímesis en el arte no es una simple reproducción de la realidad, sino una recreación que transmite la esencia y el significado profundo de lo representado. En el caso del arte sacro, se trata de plasmar eventos o facultades divinas que van más allá de nuestra comprensión, permitiéndonos apreciar y acercarnos a la experiencia divina. En el pensamiento religioso, como en el judeocristianismo, se tiene un conocimiento sobre cómo son las distintas entidades dentro de su tradición, y se cree que, tras la muerte, existe la posibilidad de conocer en persona al creador, quien juzgará y definirá el destino de nuestra alma.

Por otro lado, en Lovecraft, sus monstruos y entidades son seres tan superiores respecto a nuestra condición que ni siquiera les significamos algo; somos para ellos lo que los tardígrados son para nosotros. Su condición es tan superior que la única manera en que podríamos lograr mimetizarlos y representarlos de manera mínimamente cercana sería ya haber caído en la locura gracias al contacto con alguna entidad lovecraftiana.

  1. Arte sacro lovecraftiano.

Aunque vale la pena hacer el comparativo entre el arte sacro, la mímesis y Lovecraft, es fácil diferenciarlos, puesto que, aunque tanto religiones como Lovecraft son meramente literaturas con mitologías bastante amplias, las cuestiones religiosas tienen un valor popular y trascendente con el que no cuenta la literatura lovecraftiana. 

Gracias a este análisis podemos comprender varios puntos; primeramente podemos decir que la mímesis también puede entenderse como una forma de participación en lo sagrado. Al imitar o representar lo divino, los artistas y los espectadores pueden experimentar una conexión con lo sagrado; en este sentido, la mímesis no es solo una representación de lo sagrado, sino también una forma de acceso a ello.

Por lo tanto, la mímesis y lo sagrado están intrínsecamente vinculados en el arte. A través de la mímesis, el arte proporciona un medio para explorar, entender y conectar con lo sagrado, y a través de lo sagrado, la mímesis adquiere una profundidad y significado más allá de la simple imitación de la realidad física, abriendo una ventana a lo divino y lo trascendental. 

Es por esto, que considero que Lovecraft eleva los conceptos de mímesis de Tatarkiewicz al presentar una realidad que no solo es incomprensible, y que se puede plasmar de manera abstracta, sino que también desafía cualquier intento de representación fiel, subrayando la insignificancia y la vulnerabilidad humana ante fuerzas cósmicas inconmensurables. En este sentido, el horror cósmico de Lovecraft se convierte en una forma de arte sacro moderno, que refleja una reverencia y un temor hacia lo completamente desconocido y eternamente inalcanzable.

  1. Conclusión.

A lo largo de este ensayo, hemos explorado la relación intrínseca entre el arte y lo sagrado a través del concepto de mímesis, siguiendo las ideas de Władysław Tatarkiewicz. Desde las primeras manifestaciones artísticas hasta las representaciones más complejas de lo divino, el arte ha servido como un medio para captar y expresar lo inefable. La mímesis, lejos de ser una simple copia de la realidad, es una interpretación creativa que busca capturar la esencia tanto de la realidad externa como de la interna.

Además, al incluir figuras modernas como H.P. Lovecraft, y cómo lleva a la mímesis a sus máximas consecuencias, creando mundos y entidades que desafían nuestra comprensión y nos conectan con lo desconocido, haciendo una mímesis que trasciende lo visible y lo tangible es lo que convierte al arte en un puente entre lo humano y lo divinamente desconocido.

Finalmente, podemos decir que el arte sagrado, a través de la mímesis, nos ofrece una ventana única para explorar e imitar no solamente la realidad que nos rodea, sino también representar y acceder a realidades superiores que trascienden nuestra experiencia y condición limitada. Así, el arte se revela como una herramienta poderosa para conectar con lo sagrado y reflejar las transformaciones constantes de nuestras percepciones culturales y hasta filosóficas.

  1.  Bibliografía:

Web:

– Herder, (S.F.). “Wladyslaw Tatarkiewicz”. Herder. Recuperado de:
https://herder.com.mx/es/autores-writers/wladyslaw-tatarkiewicz

– Idun, (S.F.). “Tatarkiewicz y su legado”. IDUN, Medicina Estética. Recuperado de:
https://idunmedicinaestetica.es/tatarkiewicz-historia-de-la-estetica/

– T. Fernández y E. Tamaro, (2004). “Howard Philips Lovecraft”. Biografías y vida. Recuperado de: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/lovecraft.htm

– Aran (2022). “Horror cósmico, características y ejemplos”. ARANMAZA. Recuperado de: https://www.aranmaza.com/literatura/horror-cosmico-caracteristicas-y-ejemplos-literatura/

Libros: 

– Wladyslaw Tatarkiewicz, (1972). “Historia de 6 ideas”, 6ta edición -1977 . Traducción: Francisco Rodriguez Martin.